Todos los usuarios del sendero afectan la superficie del sendero y el medio ambiente circundante, sobre todo cuando senderos están mal construidos. Esos impactos van desde la pérdida de la vegetación a la erosión, problemas en la calidad del agua, y la interrupción de la vida silvestre.

Sin embargo, no hay evidencia de que los ciclistas de montaña causan mayor impacto ambiental que otros usuarios del sendero. Las investigaciones actuales sugieren que los impactos de ciclismo de montaña son similares a caminar, y menos perjudicial que los usuarios ecuestres y motorizadas.

Un cuerpo emergente de conocimiento sostiene que cuando se trata de senderos, el principal problema no es el tipo de usuario, pero si la forma en que el sendero está diseñado y construido. Si un sendero está bien situado y construido, puede manejar una variedad de usuarios sin dañar el medio ambiente.